miércoles, junio 04, 2008

EL FACEBOOK, JOSÉ BALMES Y OTRAS VIRTUALIDADES

Hace algunos días murió en un accidente de helicóptero el general director de Carabineros, Alejandro Bernales, quien viajaba junto a su esposa y a otros funcionarios con sus respectivas mujeres, todos fallecidos. Al asunto se le dio una cobertura desproporcionada (¡PARA EL PERIODISMO ESTO ES UN MANJAR!), que hizo olvidar las frías temperaturas y los problemas más tangibles de Chile en estos meses: el alarmante precio de los combustibles, y el paro de los camioneros y de un sector considerable de la educación. El asunto nos situó en esa pseudo homogeneidad política que recordó los mejores tiempos del consenso concertacionista (en el funeral sólo faltó el Partido Comunista, pero habría sido demasiado), y también rubricó esa tendencia a las lágrimas virtuales, a esa emocionalidad de cartón piedra a que la gente se está acostumbrando: Costumbre funesta, parecida a ese chiste del millonario que, sentado ante una mesa atestada de platos y bebidas y sintiéndose incómodo al ver a unos limosneros con sus caritas pegadas al mostrador, sólo atina a decirle al garzón: "¡por favor saque a esos niños de ahí!, ¿no ve que me parten el corazón?". Una emoción impostada y más falsa que moneda de seis pesos.

Y el FACEBOOK, la nueva burrada de internet (que amenaza con desplazar al blog y al e-mail, y ya dejó al fotolog a la altura del hacha de piedra), es una prueba flagrante de lo anterior. Pongo de ejemplo a una amiga antropóloga, muy inteligente pero groseramente individualista e incapaz de regalarle 20 pesos ni 5 minutos a nadie, que dice tener ¡327 AMIGOS! Se reconfigura y virtualiza aún más el concepto de amistad, nos contactamos con personas -con votos, clientes o datos, en realidad- que creíamos enterrados en la memoria, y con gente de la cual poco sabemos. (¿de quien se puede decir que en realidad sabemos lo suficiente?). La comunicación incomunicante, el delirio de tener el mundo en la palma de la mano y a la vez estar cada vez más solos, se patentiza aun más con este dispositivo alienante, en el que pocos creen (bueno, algunos, al usarlo, piensan en la palabra progreso), pero que muchos suscribimos para no sentirnos desplazados de la (i)rrealidad.

Y a propósito de escopeta, hoy, con el fin de preparar una charla sobre Bolaño en el Liceo Pablo Neruda, esperaba recuperar "Los detectives salvajes", que un amigo (cada vez más virtual) me tiene en su poder. Pero no llegó a la cita. Pretendía juntarme con él en la sala de exposiciones del campus Menchaca Lira de la Universidad Católica de Ciudad Sur. Los artistas plásticos José Balmes y Gracia Barros hablarían sobre sus últimos trabajos. Pero, en realidad, el evento fue una retahíla de lugares comunes, sobamientos de lomo, chocherías perrunas y anécdotas vertidas sin demasiada pasión. Más allá de unos cuantos comentarios técnicos de profesores de Artes Plásticas, precedidos de adulaciones surtidas, hubo sólo dos preguntas perspicaces, dirigidas a Balmes (Gracia Barrios carece del don de la palabra): La primera, hecha por un estudiante presumiblemente de izquierda, que aludía a la importancia de la claridad en la Obra, y de las posibles estrategias para hacer que ésta pueda ser captada por el pueblo, por el sujeto de a pie. Balmes, conocido militante comunista (lo cual, pese a su exilio, tiene algo de grosería virtual), le contestó una pelafustanada: "ESTOY CONVENCIDO QUE MI OBRA ES MUY FÁCIL DE COMPRENDER". Esa respuesta a una pregunta a mi modo de ver capital de estos tiempos, da cuenta de que estamos ante una momia que ya dio lo mejor de si y que ahora es incapaz de discurrir ideas nuevas: una suerte de oligofrénico con prestigio (¡CUANTO SE EXTRAÑA LA LUCIDEZ DE UN COMUNISTA COMO VOLODIA TEITELBOIM, A PESAR DE SUS LUGARES COMUNES!). La segunda pregunta la hice yo mismo, y aludía al tipo de poesía que lograba conmoverlos y que había influido en su configuración espiritual como artistas. El cadáver vertical (porque Gracia no habla si él no lo hace), groseramente distraido o embotado en su ego de "gloria de la plástica nacional", me respondió "¿ESTÁS DICIENDO QUE SOMOS POCO ESPIRITUALES?" Tras esa burda distracción de vieja fatua, me senté más adelante y le volví a preguntar, con paciencia de sicopedagogo, que cuál poesía lograba motivarlo e influir en su obra: Me constestó que la de Neruda y en particular el "Canto General", pero sin decir por qué, pues se lo comió el anecdotario y la búsqueda de una empatía de cartón piedra (¿que recordarán de este evento las elegantes señoras que hoy asistieron?).
Y como en este posteo hablaba (en términos muy vagos) de la virtualidad, no puedo sino recordar las palabras del director de la carrera de Arte de la UC, Renzo Vaccaro, quien al ver 20 personas reunidas en la sala, habló de "gran concurrencia", lo cual en ese contexto no deja de ser, pero que en términos generales parece un chiste agrio. Así, señores, la barbarie seguirá devorando nuestros bosques. ¡No a las momias! ¡No a los payasos o a los vegetales sin ideas, sentados en el excusado de su prestigio! ¡No al arte para pocos! ¡No a las ideas, ni a los juicios, ni a los amigos, ni a los artistas, ni a las posturas virtuales! ¿O acaso Balmes -que también tiene pinturas excelentes, como "Realidad 24", del año 65, que ilustra este posteo- cree que un trozo de madera untado en barro y cubierto de polietileno está modificando un ápice las condiciones objetivas de la realidad social? La irrealidad se los está comiendo vivos a estos seres, otrora bienaventurados. Y lo peor es que no sólo no saben... sino que no saben que no saben.