jueves, noviembre 22, 2007

LA AMARGURA DE JORGE HÉCTOR GIOVANNI


Jorge Giovanni es un huasimentano (o nactobarense o paricino o nacimentano) de unos 34 años, alternadamente obrero o mozo de almacén, que tiene a su haber unas rabiosas patas de gallo rodeando sus ojos de huarén montaraz; su pelo es casi del mismo color que el de la nieve que a sus venas introduce, como la carne y el vino en abundancia y el asado con la parentela de la madre de su hijita. Su salud es buena, aunque carga con un estómago abultado y terminado en punta, que no deja de enorgullecerlo. Yuvini, que es hijo de quien alguna vez fuera el flamante dueño de la gloriosa Quinta de Recreo "La mariposa", allí mismo en Villa Inmensa 680, alguna vez intentó matar a su madrastra, la singular "Matarife", que tiene 3 vástagos con antecedentes delictuales.

Giovanni, por lo mismo, al completar sus fechorías en algún robo casual o al choque de un auto en Santiago, es, supuestamente, el más angelito de todos. Pero eso no es cierto. Porque su impetuosidad y prepotencia superan con largueza la de sus otros 3 medio hermanos, bastante más acumados y cerriles. Es de esos seres que juran que el destino les debe demasiado, cuestión que no es en si misma reprochable... siempre y cuando ésto no signifique vomitar sin talento sobre todos los otros seres y, lo que es mucho peor, intentar abusar de ellos de una manera criminalmente desagradecida.

Giovanni es de aquellos a los que puedes invitar una cerveza y un par de completos, y es capaz de tirártelos por la cara y tratarte de cagado, de tacaño y de pobre huevón, por no haberle invitado un jabalí con una garrafa de Melchor de Casa Concha o, a lo menos, dos cervezas y cuatro completos más. Y debo decir que este posteo nació a raíz de que el engendro aquel me dijo, tras el partido de Chile con Paraguay, una frase oportunista y maricueca que no me provocó admiración: "LOS CHILENOS SOMOS LA PEOR DE LAS MIERDAS PARA EL FÚTBOL".
Cuando la capacidad crítica de un sujeto excede a su capacidad de creatividad o de visión, estamos en presencia de un cerdo; cuando la capacidad crítica de un sujeto está muy por debajo de su capacidad de creatividad, estamos en presencia -casi siempre- de un sospechoso mojigato o un cabrón oportunista; y cuando estas cualidades tienden a igualarse en las alturas, estamos en presencia de un Bolaño o de un Swift o de un Ciorán o de una Emily Bronté o de un Sartre o de un Pablo de Rokha o de una Gabriela Mistral o de un Kafka o de un Enrique Lihn o de un Charles Baudelaire o de un Jean Arthur Rimbaud o de un Carlos Droguett o de un Roque Dalton... pero no de un Juan Giovanni.
LO REPITO: LA CREATIVIDAD NO TIENE QUE VER CON LA CORTESÍA.