miércoles, diciembre 05, 2012

VIGENCIA DE PABLO DE ROKHA


Publicado en el periódico "Tiempo 21"

Conversando hace unos días con el académico y poeta Naín Nómez, en la octava versión del encuentro “Molina-Poesía”, el experto en De Rokha decía que éste era un poeta en movimiento, y que sus contradicciones (“donde converge el copihue horriblemente tenaz”… “la batalla por la vida va perdida de antemano, pero lo heroico es ganarla”… “como un fabricante de enfermedades que se hiciese vendedor de rosas”) habían dificultado su fijación en un contexto moderno, donde los metarrelatos aspiraban a ser inequívocos. Es por eso que el Partido Comunista de Chile prefirió como cantor de masas a Neruda y borró del mapa al autor de “Los gemidos”, a pesar de la lealtad de éste, porque necesitaba a un poeta como aquél, que exaltara la alegría así sin más: alguien más cercano al arquetipo platónico de que “lo bueno, lo bello y lo verdadero” son lo mismo.


Pero la realidad está preñada de retornos y fluye como un río. En los actuales tiempos, Pablo Neruda –que en el mundo es muy famoso y que en el burdo Chile es ante todo respetado por sus casas– es muy poco visitado por las actuales generaciones de poetas nacionales, y salvo excepciones su influencia es escasa en la poesía de autores recientes, lo cual dista de ser definitivo (es la idea). En cambio De Rokha, junto a Enrique Lihn, es el poeta más querido y respetado y mítico, quizá por su desborde existencial, y porque su discurrir paradójico y total lo hizo estar más allá del bien y del mal y de la tentación de convertirse en sacerdote (o pontífice) de una causa con verdades inmutables, donde puede que haya risa pero nunca carcajada.


Más adelante, me refería Nómez que anhelaba escribir una novela centrada en De Rokha, a quien virtualmente resucitó, pero que temía no estar a la altura. Difícil. Nómez conoce demasiado de la vida y de la obra del maulino, y su pluma de ensayista y de poeta es a ratos notable. Al parecer, el caso De Rokha –el patriarca mesiánico, el padre violento, el vanguardista utópico, el incansable y desdeñado militante, el barroco maldecidor, el macho anciano, el amigo piedra, el torrencial huaso metafísico de Licantén, y el personaje más cinematográfico del arte nacional– seguirá en el tribunal de la belleza y de la realidad. Y en Temuco se hará pronto un homenaje.