viernes, diciembre 16, 2011

EL ADVENIMIENTO DE "CIUDAD SUR"



(Publicado en el periódico "Tiempo 21")

El viernes 16 de diciembre de 2011, cuando esta edición de “Tiempo 21” salga a los kioscos de Temuco, mi novela “Ciudad Sur” verá la luz, a las 19:30 horas, en el Museo Ferroviario Pablo Neruda. Instancia que será presentada por el joven escritor Christian Rodríguez Büchner y amenizada con la música del cantautor Fernando Salazar.

Acaso sin saberlo, en varias columnas que he publicado en este medio me he referido a “Ciudad Sur”. Por ejemplo, cuando hablé de la ya extinta Universidad de Temuco (1990-1999), que fuera fundada y desfondada por un empresario que pasó con pena y con gloria por “la ciudad más progresiva de América Latina” (como se llamó a Temuco cuando crecía a una velocidad tan rápida que muchos hablan de lavado de dinero). O cuando me referí a ese hermoso sueño de la máquina del arte con trazas de anarquismo que fue –y sigue siendo– La Fábrika Temuco. O cuando hablé de la utopía fundacional, a ratos delirante, de ciertos poetas mapuche. O de las iniquidades de ciertas políticas represivas y de la burocracia cultural.

En efecto, “Ciudad Sur” opera –según un crítico cultural– una metodología que tiene mucho de crónica temporal, espacial y vivencial de observador participante. Y por ello se emparenta con el periodismo de denuncia, fuente ineludible a la hora de indagar en ciertas lógicas del poder que resulta necesario desenmascarar. Pero tampoco es menos cierto que junto a los hechos antes reseñados –y a ciertos crímenes atroces que no se quiso resolver– el libro presenta, y de manera descarnada, las miserias de los artistas y de ciertos fanfarrones literarios, entre los cuales tampoco se libra el protagonista Antonio Roquentin (1977). Por ello es posible afirmar que, en este libro descreído y bastante paródico, la mandíbula batiente prevalece por sobre el ceño fruncido del fiscalizador moralizante. Porque al autor jamás le interesó situarse en el enclenque pedestal de profetas como el vocalista de la banda “Calle 13”, o el poeta santiaguino de las mil y una páginas que habrán de redimir al mundo.

En “Ciudad Sur” los victimarios y las víctimas son parte de un mismo saco de perfidias. El código de la ambición desmesurada, que es acaso el pecado capital de “Ciudad Sur”, hizo posible tal milagro. Y todo el resto es Literatura, como alguna vez se dijo.