martes, agosto 08, 2017

MIGUEL ÁNGEL SOLAR Y LA REFORMA


La madrugada del 11 de agosto de 1967, Miguel Ángel Solar Silva (1944), estudiante de Medicina y presidente de la Federación de Estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se dispuso a dar el gesto decisivo que vendría en acelerar la reforma universitaria que desde hace un tiempo se venía gestando en dicha casa de estudios: la toma de la Casa Central, hito que 11 días después culminaría con la salida del rector, monseñor Alfredo Silva Santiago, y que dio la vuelta al mundo por el ingenioso cartel que los jóvenes de entonces desplegaron en el frontis, acusando a El Mercurio de mentir por decir que detrás de la toma estaba el Partido Comunista, “cuando en realidad éramos estudiantes de clase media acomodada y cercanos al Partido Demócrata Cristiano”, puntualiza Solar.

Cincuenta años después, el médico –residente en Temuco desde 1987 y en Nueva Imperial desde 1971– remonta sus trabajos y sus días atendiendo unos pocos pacientes en su austera consulta de la calle Janequeo 1720, como director del Departamento de Atención Domiciliaria del Hospital Hernán Henríquez, y como consejero regional desde el año 2013. Porque Solar, quien estuvo fuera de la política durante cuatro décadas, es un ser de múltiples registros y que –según propias palabras– vislumbra a la política como un ejercicio que todo ciudadano debiera realizar, sobre todo cuando las normas del sistema bloquean su vitalidad, amenazan su historia y su proyección en el tiempo.

Y acá el médico es claro en indiferenciar a la política de la medicina (y de las otras realidades, diremos), pues una de sus cruzadas, acaso la más trascendente, es aclarar a las personas que la enfermedad no es el mal, sino una reacción o una advertencia frente al mal, “ya que es indispensable entender las subjetividades de cada individuo, porque detrás de toda enfermedad está la sobreexigencia y las interacciones sociales inadecuadas”. En síntesis, Solar es partidario de dotar a la enfermedad de sentido, y es por ende reacio a la actual cultura de la analgesia, que solo busca aminorar los síntomas sin ir a los temas de fondo y vuelve crónicos a los padecimientos.

¿Será necesario decir que su idea de la medicina está a contrapelo de lo que piensa la mayoría de los médicos alópatas y por cierto la lucrativa industria farmacéutica? Solar, revolucionario o reformista ineludible en temas universitarios, lo está siendo ahora –acaso sin saberlo– desde la profesión que ha marcado su existencia.