Hoy Vicente Huidobro (Santiago, 1893-1948), uno de mis poetas más queridos, cumpliría 121 años. Acá, tres de sus poemas que más me agradan y que no son tan evidentes.
CONTACTO EXTERNO
El mar que los suspiros de los viajeros agita
Corre tras de sus olas barridas por el viento
El infinito busca una gaviota
Para tener un punto de apoyo lógico y blando
Cómo haremos
El cielo se suena con las alas que ama
Mientras yo busco al pie de mi poema
Una estrella que cruje
Como la rueda de un coche que se lleva los últimos recuerdos
Nada será encontrado
El pozo de las cosas perdidas no se llena jamás
Jamás como las miradas y los ecos
Que se alejan sobre la bruma y sus animales inmensos
MARINO
Aquél pájaro que vuela por primera vez
Se aleja del nido mirando hacia atrás
Con el dedo en los labios
os he llamado.
Yo inventé juegos de agua
En la cima de los árboles.
Te hice la más bella de las mujeres
Tan bella que enrojecías en las tardes.
La luna se aleja de nosotros
Y arroja una corona sobre el polo
Hice correr ríos
que nunca han existido
De un grito elevé una montaña
Y en torno bailamos una nueva danza.
Corté todas las rosas
De las nubes del este
Y enseñé a cantar a un pájaro de nieve
Marchemos sobre los meses desatados
Soy el viejo marino
que cose los horizontes cortados
ÉRAMOS LOS ELEGIDOS DEL SOL
Éramos los elegidos del sol
Y no nos dimos cuenta
Fuimos los elegidos de la más alta estrella
Y no supimos responder a su regalo
Angustia de impotencia
El agua nos amaba
La tierra nos amaba
Las selvas eran nuestras
El éxtasis era nuestro espacio propio
Tu mirada era el universo frente a frente
Tu belleza era el sonido del amanecer
La primavera amada por los árboles
Ahora somos una tristeza contagiosa
Una muerte antes de tiempo
El alma que no sabe en qué sitio se encuentra
El invierno en los huesos sin un relámpago
Y todo esto porque tú no supiste lo que es la eternidad
Ni comprendiste el alma de mi alma en su barco de
tinieblas
En su trono de águila herida de infinito