jueves, octubre 19, 2017

FICWALLMAPU 2017



Entre el martes 17 y el sábado 21 de este mes de octubre –en que se conmemoran los 525 años de la conquista de América– se está realizando en diversas dependencias –donde destacan el Aula Magna de la UCT y el Auditorio de la Facultad de Medicina de la Ufro– la Tercera Versión del Festival Internacional de Cine Indígena de Wallmapu (Ficwallmapu 2017).

Quienes asistimos a la primer jornada –donde destacó la presencia de la pianista pascuense Mahani Tehave– tuvimos la certeza, quizá incontrovertible, de que el efecto sinérgico de la presente instancia no cesará. Y no se detendrá porque a un trabajo bien realizado en términos de auspicio, difusión y producción (en orden ascendente), se suman ciertos determinismos que parecen estar aflojando la mordida de la Historia.

Los más de 50 documentales y hasta filmes que están siendo exhibidos, acerca de unas 20 etnias de países de este largo continente, y los conversatorios y talleres en diversas ciudades de este Far West del que somos arte y parte, entre otras actividades, así parecen rubricarlo. Y si a lo anterior le sumamos que en la reciente promulgación de la ley que instaura el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (que unificará al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos, y el Consejo de Monumentos Nacionales), se establece el reconocimiento y participación de los pueblos originarios, parece haber razones para el optimismo, o cuando menos para detener el reloj del pesimismo. Pesimismo harto justificado considerando el trato ambiguo, displicente y acaso analfabeto que el Estado chileno le ha dado en democracia –en el caso que nos compete– al pueblo mapuche.

Es innegable que la noción sociocultural de Wallmapu –que consagra la existencia ancestral de un territorio donde, a despecho de la aculturación y el mestizaje, aún habita un grupo de individuos que conserva una lengua, una cultura formidable pregnante y el rumor de unas mitologías– no deja de ser controversial. Pero desconocer este clamor, y confundirlo con el mero delirio de una élite que propicia lo delincuencial, es no estar entendiendo hacia dónde va la Historia, “émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porvenir”. (Quixote, I, 9).

La última instantánea de este festival la viví en el día de ayer, en compañía de la espiga madurada que en su rictus aún conserva las nieves invernales. En la misma, el investigador José Quidel expuso sobre la cosmovisión mapuche, en una conferencia de aquellas, donde la horizontalidad de su conocimiento parecía a ratos igualarse a una verticalidad sorprendente. Una experiencia con algo de iniciático. Mayores detalles sobre el presente festival en www.ficwallmapu.cl