martes, enero 04, 2011

PERSONAJES Y PERSONAS DE LA ARAUCANÍA



El último día del año 2010, el diario “El Austral” de Temuco publicó una lista con los “Personajes Bicentenarios” de la región de La Araucanía. La lista de 12 nombres,
que representan a 12 arbitrarias categorías (por ejemplo, se parangona a Empresarios, con Mujeres, Personajes, Instituciones, Bomberos…), fue escogida mediante la votación de los lectores. Pero los 15 nombres de cada categoría fueron seleccionados en el laboratorio de marketing de “El Austral”, que entre otros absurdos desestimó que el hito fundacional de Temuco –nuestra absorbente metrópoli regional– tiene 70 años menos que la independencia patria (o la fecha que conmemoramos como tal).

La iniciativa de elección popular tuvo rasgos positivos, como alentar, aunque sea de forma casual –en este auténtico far west que sigue siendo la región, donde abundan los malvados con reputación de héroes–, el recuerdo de personas claves y admirables, en sus respectivos ámbitos, para el desarrollo o buen nombre de La Araucanía o a lo menos de Temuco: Luis Picasso, Armando Dufey o el incomparable basquetbolista Rufino Bernedo, por nombrar solo a tres. Pero tampoco está libre de reparos. Dos ejemplos: desestimar en el pódium de la sección Deportistas –donde hay una gimnasta ya retirada que no llega a los 20– al angolino Alberto Larraguibel, quien como equitador logró un récord mundial de salto alto a caballo que lleva más de seis décadas sin ser batido; o nombrar al folclorista Tito Fernández (alguna vez amigo del sicario Álvaro Corbalán) como el artista más importante, en desmedro de Pablo Neruda, uno de los poetas más notables a lo largo y ancho de la lengua castellana. Pero el ejercicio de la democracia es así en los actuales tiempos, y parece estar determinado por los dispositivos publicitarios y la progresiva desmemoria ciudadana.
Por otra parte, toda elección implica un acto discriminatorio, relacionado con las modas o las ideologías, cuando no con los creados intereses. Y en cada ladrillo de gloria (o de fama, que es su hija bastarda) hay una operación de blanqueamiento, de orgulloso autobombo y, por qué no decirlo, de violencia. Hoy más que nunca, en la tiranía del google, la apariencia de lo real parece haber superado a la realidad misma: y aquello debiéramos considerarlo a la hora de medir, en el prójimo y también en nuestras ilustres personas, la gloria transitoria de este mundo.