miércoles, abril 09, 2008

FELICIDAD PERPETUA

Un buen amigo periodista, quizá demasiado televisivo y emocional, pero de gran calidad humana, está muy enfermo. No tiene empleo, ni trabajo y sobrelleva la incomprensión y el hastío familiar. Hace un par de días fui a verlo y estaba aún más débil de lo que siempre ha sido. Pero parecía un titán. Me dijo que asumía cada día como un regalo y que sobrellevaba su enfermedad con estoicismo y alegría. Yo pensé en tanto poeticastro de mierda sumido en dolores de cartón piedra (si si, el sufimiento es un fenómeno complejo, señores, pero a veces he llegado a pensar que los únicos dolores reales son la enfermedad y el hambre), y recordé este poema oscuro que paradojalmente, pese a ser creado “por un poeticastro de mierda”, tiene que ver con mi amigo. Su ejemplo fortalece a cualquiera.



Si alegre de que todos sus amigos y animales
lo dejaran consigo en las afueras del bosque
en las afueras de la risa y de la vid
no los ame ni perdone


vaya al interior de sus muros y enciérrese
sin atavío en la ciudad de polvo negro y sin ciudad
con el hambre, la sed y la risa sin luz
con el miedo y el dolor como promesa sin promesa
como lepra silente y sin harapos


enciérrese junto a la ira sin voz y pida un cáncer
agradezca la falta de mujer, la falta de hombre
el frío obscuro, el fuego negro, el hielo sin pájaro ni luz


agradezca su mensaje en la botella
botado al mar en una botella destapada
y sin mar y sin mensaje.